El cerebro controla lo que piensas y sientes, cómo aprendes y recuerdas y la forma en que te mueves. También controla muchas cosas de las que apenas te das cuenta, como el latido de tu corazón y la digestión de la comida.
Lo hace a través de la médula espinal, que desciende por la espalda desde el cerebro. Contiene nervios en su interior, unos filamentos que se ramifican hacia los demás órganos y partes del cuerpo, Es en lo que la mayor parte de la gente piensa cuando escuchan el término “materia gris”. El tejido de la corteza consiste principalmente en cuerpos celulares de las neuronas, y sus pliegues y cisuras (conocidos como circunvoluciones y surcos) le dan al cerebro una superficie rugosa característica. La corteza cerebral tiene un hemisferio izquierdo y uno derecho. Cada hemisferio puede dividirse en cuatro lóbulos: el lóbulo frontal, el lóbulo temporal, el lóbulo occipital y el lóbulo parietal. Los lóbulos son segmentos funcionales. Se especializan en diferentes áreas del pensamiento y la memoria, la planificación y la toma de decisiones, y el habla y la percepción de los sentidos. Cuando llega un mensaje al cerebro procedente de cualquier parte del cuerpo, el cerebro envía al cuerpo un mensaje sobre cómo reaccionar. Por ejemplo, si tocas un horno caliente, los nervios de tu piel enviarán un mensaje de dolor a tu cerebro.
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